Este exfoliante te deja un efecto más allá que el de buena cara. Cuidado, contenido para adultos.

El día que abrí por primera vez la mascarilla exfoliante (con nombre impronunciable Fresh Illuminating Enzyme Mask) de Ringana, apreté la cara en señal de desaprobación. 

Me entenderás cuando te eches un buen pegote de producto en la mano, tiene un color… llamémoslo, demasiado natural.

Esto es porque está hecho de kiwi, papaya y piña y si te transportas a tu etapa preescolar en la que te dedicabas a mezclar colores sin ningún criterio estético recordarás de qué color acababan todas tus mezclas. 

Exacto. El que hizo la imagen no tenía la mente tan escatológica como la mía.

Pero, por favor, que ese color no te eche para atrás. 

Has sobrevivido a cosas peores, lo sé. 

Así que, hazme caso, y extiéndete este cóctel de enzimas por la cara y deja que su aroma a bizcocho de miel recién hecho te penetre por la nariz. 

¡CUIDADO!

Intenta no comértelo. 

Sólo masajea tu rostro con ímpetu, siente los huesos de tu cara, tus músculos. 

Siente cómo tus carnes faciales se derriten como el chocolate caliente de una tarta de cumpleaños, cremoso, suave, cálido cada vez que tus manos hacen  un nuevo movimiento. 

Y date cuenta de las emociones que surgen en ti. 

Sobrevivir a este día de mierda ha tenido sentido sólo para que llegara este momento. 

Tu momento. 

El momento en el que te quitas todas las malas vibras, los esfuerzos, los cansancios, las impurezas y el exceso de sebo con un simple ugüento magistralmente formulado para que tu piel se quede lisa y brillante. 

Repito, no intentes comértelo, ni esnifarlo. 

Porque lleva PHA para la renovación celular de tu piel y no creo que eso esté muy bueno en boca. 

Pero no pares. 

Sigue masajeando. 

Al menos 2 minutos para que la crema penetre en todos los poros de tu piel. 

Ya queda poco, lo siento. 

Vas a intentar retrasar el momento de quitártela lo máximo posible. 

Te entiendo. 

Han sido los 2 minutos más placenteros del día.

Pero toca el momento de retirarla con un poco de agua y una toalla suave. 

Date toquecitos y mírate al espejo. 

Mírate bien, con consciencia de que existes, con consciencia de que eres una empotradora máxima. Y observa cómo se te han iluminado los ojos, los pómulos, la sonrisa. 

Cómo con 2 minutos de autop*rno facial, eres otra. 

Tú. La más bella del reino. 

La más bella del barrio. 

Y ahora, hidrátate y vuelve a tu realidad. 

Buen trabajo. 

Lo has vuelto a conseguir. 

Aquí para pedir tu p*rno exfoliante de Ringana. 

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